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LA PACHAMAMA

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Según unos autores, el mito de la Pachamama debió referirse en un principio al tiempo, tal vez vinculado en alguna forma a la tierra; al tiempo que distribuye las estaciones y fecundiza la tierra, su compañera. "Pacha" significa originariamente tiempo en lenguaje kolla; sólo con el transcurso de los años y adulteraciones de la lengua y predominio de otras razas, ha podido confundirse con la tierra y hacer que a ésta y no a aquel se rinda culto preferente.

Según otros estudiosos, Pachamama representa la fuerza femenina del Universo. El culto es de carácter fálico y simboliza la fe en la fuerza reproductora de la tierra. Pachamama significa Madre de la Tierra ("Pacha": Tierra;"Mama": madre), pero los calchaquíes traducen Madre del Cerro o Madre de los Cerros, ya que se cree que habita en los cerros.

La fiesta de la Pacha la celebran en Bolivia en un día determinado del año y consiste al presente en sacar la víspera del espíritu en la noche las joyas de los habitantes de una casa, o dinero que han ganado ese año, y exponerlos en una mesa colocada al aire libre, invocando la protección de la Pachamama al derramar en su homenaje aguardiente en el suelo. Luego, las personas prueban una gota.

Al contorno de la mesa se colocan braseros encendidos sobre los cuales ponen en el momento preciso, ramas de khoa con pedazos de feto seco de llama, cordero o vaca, porque dicen que los animales son puros sólo en ese estado; agregan tallos y hojas de cardo santo, confites, mixtura y cuando todo comienza a arder desocupan la casa a fin de no recibir el humo, porque creen que los males se evaporan en humo. Pero ese humo no debe acercarse a una persona, ya que penetraría en su cuerpo, haciéndola víctima de grandes desgracias o enfermedades.

Después que las brasas se han consumido y extinguido el fuego, vuelven a la casa y en señal de contento derraman en el suelo confites y flores.

Esta ceremonia se denomina "khoaña". La celebran las familias, no sólo en la fecha indicada, sino también cada vez que tienen que trasladarse de una casa a otra, aunque en forma más sencilla, concretándose a sahumar con hojas del arbusto mencionado y trozos de feto, las habitaciones que se han de ocupar, con lo que tienen por expulsados los malos espíritus y males que pudieran haber dejado los habitantes anteriores.

El martes de carnaval, también en homenaje a la Pachamama, acostumbran derramar en todas las habitaciones de la casa, flores, confites y mixtura, pidiéndole conserve la salud a sus dueños y la propiedad permanezca en poder de éstos.

Lo ofrecido a la Pachamama debe destruirse y reconstruirse por la acción del tiempo.

Los pastores acostumbran a su vez degollar uno o dos corderos cada año, con objeto de que su sangre sea ofrecida a esta deidad, esparciendo la sangre en distintas direcciones. Este acto se llama "huilaca".

De la Pachamama depende el éxito de cualquier tarea vinculada con la producción. La gente no come ni bebe sin antes volcar la parte correspondiente a la Pachamama, invocándola:

Pachamama
Santa Tierra
Kusiya Kusiya

Otra oración elevada a la Pachamama es:

Pachamama Pacha cauca
Pacha luntu, Señora Santa Ana
Ondura aucu marco
Patrón largapúai
Amacutichipuaicho

Esta oración pide a Pachamama que libere a una persona de un hechizo.

Para tener éxito en la caza de vicuñas, en Salta, Argentina, se forman los cazadores al mando de un capitán, al pie del cerro. Se deposita como ofrenda, coca, cigarros y llicta en honor de Pachamama. El capitán, derramando aguardiente, la invoca:

Pachamama – Santa Tierra
Kusiya Kusiya
Vicuñata cuay
Amá-mi uaicho
Kusiya Kusiya

Se dice en Salta que si algún viajero, andando por los cerros, llega a ver a Pachamama, queda en ellos, atraído por su influjo; o, si vuelve a su casa, enseguida siente la necesidad urgente de regresar al cerro.

Relacionado con la Pachamama está el "samiri", descansadero, sitio señalado como morada originaria de los antepasados (hombres o animales). Se dice que ha quedado localizada allí una extraña fuerza vital, que toda vez que el descendiente visita el lugar, recibe un hálito vivificador y regresa alentado. Es Pachamama quien reservó semejante virtud. Este sitio es como una madre que reanima al ser viviente que le implora ayuda. A estos lugares tenidos por sagrados, los veneran y les ofrecen sacrificios.

El samiri puede ser una prominencia, cerrito, campo o cueva.

Fragmento de Mitos y leyendas de América, de Silvia Bignami, Buenos Aires, Editorial Almagesto, 1992.

Mito de origen boliviano, también existente en los Valles Calchaquíes (Argentina).

http://www.educ.ar/recursos/ver?rec_id=93316