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ACERCÁNDONOS AL DÍA DE LAS Y LOS MAESTROS

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El Día del Maestro y de la Maestra es una fecha que conmemora la labor diaria que ejercen los educadores en la vida de los niños, jóvenes y en todos los ámbitos de la sociedad. Los maestros, son agentes fundamentales para la enseñanza, mejora y avances de todo nuestro sistema social y formativo.

En el año 1945, el presidente de aquel momento Edelmiro Julián Farrell, firmó el decreto que oficializaba el Día del Maestro cada 11 de septiembre, en honor a la figura de Domingo Faustino Sarmiento, quien en vida era conocido como “el padre de las aulas”.

La tarea docente es una de las más relevantes porque a través de la educación se construye el futuro de la sociedad. La calidad de la educación depende de las políticas educativas pero en buena parte en el reconocimiento y valoración social de los docentes y del refuerzo de su autoridad como componente básico del hecho educativo.

En la actual situación de emergencia y excepcionalidad que atravesamos a consecuencia de la pandemia por Covid-19, surge de manera natural la necesidad de reflexionar sobre el papel a desempeñar por las instituciones escolares del siglo XXI y cómo brindar atención inmediata a los problemas más urgentes del sistema educativo. Todo ello se conjuga en un ambiente propicio para repensar la función de los docentes como  integrantes esenciales de las instituciones escolares presentes y futuras.

Sin embargo, todo el conocimiento disponible sobre la interacción entre estudiantes y docentes en las aulas, ha llevado a revisar las condiciones en las que tiene lugar esta actividad clave y definitoria en la formación de los estudiantes en todos los niveles de la educación. Tan es así que en este  contexto de pandemia y con la necesidad de llevar adelante la educación no presencial,  se ha replanteado la pregunta de cuáles son las competencias docentes apropiadas para el momento actual y futuro de las instituciones escolares. Aunque en muchos de los intentos por definir el papel de las y los docentes  se destaca un conjunto de competencias que incluye conocimientos, habilidades y actitudes, la formación continua, el dominio y estructura de los saberes, la planificación de los procesos de enseñanza y aprendizaje, su conducción, su evaluación, así como la construcción de ambientes para el aprendizaje autónomo y colaborativo, por mencionar algunos.

Otros esfuerzos se han orientado al señalamiento de aspectos de la planificación y organización del propio trabajo, de la comunicación, las labores en equipo, las relaciones interpersonales satisfactorias y la solución de conflictos, el uso de las tecnologías de la información y la comunicación, el disfrute de un bienestar personal y el ejercicio de una autoevaluación constante de las propias acciones para garantizar la calidad. En todo caso, se ha dejado de manifiesto que aún no se alcanza el consenso que identifique los aspectos técnicos del quehacer docente y las características personales que puedan hacer satisfactoria y efectiva una labor por todos reconocida discursivamente como importante, pero en los hechos no suficientemente atendida.

Es claro que se impone la revisión del sistema educativo y de todas las posibles acciones que se puedan desplegar para ubicar a la docencia como la actividad que  requiere de condiciones propicias para desplegar todo su potencial a favor de la  educación de ciudadanos en el más amplio sentido del concepto.

Hoy es una fecha propicia para reorientar el diseño de acciones institucionales de acompañamiento solidario, así como la recuperación de la percepción de la dignidad y reconocimiento social hacia los docentes de cada una de las escuelas de nuestra patria.

DOMINGO FAUSTINO SARMIENTO Y LA EDUCACIÓN (1811-1888)

El 11 de septiembre de 1888 falleció en Paraguay Domingo Faustino Sarmiento, quien llegó a ser considerado uno de los más importantes políticos, literario e intelectual, de la sociedad argentina.

En vida propuso y defendió un sistema educativo público que ayudase en el progreso y mejoramiento social del pueblo argentino.

Su carrera estuvo dedicada a la creación de espacios educativos por medio de la fundación de diversas escuelas, la realización de programas educativos para los más pobres y la divulgación nacional de avances científicos, llegando a considerarse a Domingo Faustino Sarmiento el padre de la educación moderna en Argentina.

En 1862 el general Mitre asumió la presidencia y se propuso unificar al país. En estas circunstancias asumió Sarmiento la gobernación de San Juan. A poco de asumir dictó una Ley Orgánica de Educación Pública que imponía la enseñanza primaria obligatoria y creaba escuelas para los diferentes niveles de educación, entre ellas una con capacidad para mil alumnos, el Colegio Preparatorio, más tarde llamado Colegio Nacional de San Juan, y la Escuela de Señoritas, destinada a la formación de maestras.

En sólo dos años Sarmiento cambió la fisonomía de su provincia. Abrió caminos, ensanchó calles, construyó nuevos edificios públicos, hospitales, fomentó la agricultura y apoyó la fundación de empresas mineras. Y como para no aburrirse, volvió a editar el diario El Zonda.

A pedido del presidente Mitre, en 1864 viajó a los EE.UU. como ministro de la Argentina. Sarmiento llegó a Nueva York en mayo de 1865. Acababa de asumir la presidencia Andrew Johnson en reemplazo de Abraham Lincoln, asesinado por un fanático racista. Sarmiento quedó muy impresionado y escribió Vida de Lincoln. Frecuentó los círculos académicos norteamericanos y fue distinguido con los doctorados «Honoris Causa» de las Universidades de Michigan y Brown.

Mientras Sarmiento seguía en los Estados Unidos, se aproximaban las elecciones y un grupo de políticos lo postuló para la candidatura presidencial. Los comicios se realizaron en abril de 1868 y el 16 de agosto, mientras estaba de viaje hacia Buenos Aires, el Congreso lo consagró presidente de los argentinos. Asumió el 12 de octubre de ese año.

Cuando Sarmiento asumió la presidencia todavía se combatía en el Paraguay. La guerra iba a llevarse la vida de su querido hijo Dominguito. Sarmiento ya no volvería a ser el mismo. Un profundo dolor lo acompañaría hasta su muerte.

Durante su presidencia siguió impulsando la educación fundando en todo el país unas 800 escuelas y los institutos militares: Liceo Naval y Colegio Militar.

Durante su gobierno se tendieron 5.000 kilómetros de cables telegráficos y en 1874, poco antes de dejar la presidencia pudo inaugurar la primera línea telegráfica con Europa. Modernizó el correo y se preocupó particularmente por la extensión de las líneas férreas. Pensaba que el tren debía ser el principal impulsor del mercado interno, uniendo a las distintas regiones entre sí y fomentando el comercio nacional. Pero éstos no eran los planes de las compañías británicas inglesas, cuyo único interés era traer los productos del interior al puerto de Buenos Aires para poder exportarlos.  La red ferroviaria pasó de 573 kilómetros a 1331 al final de su presidencia.

En 1869 se concretó el primer censo nacional. Los argentinos por entonces superaban el millón ochocientos mil habitantes, de los cuales el 31% habitaba en la provincia de Buenos Aires y el 71% era analfabeto. La población era escasa, estaba mal educada y, como la riqueza, estaba mal distribuida. Sarmiento fomentó la llegada al país de inmigrantes. Entre las múltiples obras de Sarmiento hay que mencionar la organización de la contaduría nacional y el Boletín Oficial que permitieron a la población en general, conocer las cuentas oficiales y los actos de gobierno. Creó el primer servicio de tranvías a caballo, diseñó los Jardines Zoológico y Botánico. Al terminar su presidencia 100.000 niños cursaban la escuela primaria.

Al finalizar su mandato en 1874, Sarmiento se retiró de la presidencia pero no de la política. En 1875 asumió el cargo de Director General de Escuelas de la Provincia de Buenos Aires y continuó ejerciendo el periodismo desde La Tribuna. Poco después fue electo senador por San Juan.

Durante la presidencia de Roca ejerció el cargo de Superintendente General de Escuelas del Consejo Nacional de Educación. En la época en que Sarmiento fomentaba la educación popular, el índice de analfabetos era altísimo. En el campo había muy pocas escuelas porque la mayoría de los estancieros no tenían ningún interés en que los peones y sus hijos dejaran de ser ignorantes. Cuanta menos educación tuvieran más fácil sería explotarlos. Le costó muchísimo convencer a los poderosos de que les convenía la educación popular y recién en 1884, logró la sanción de su viejo proyecto de ley de educación gratuita, laica y obligatoria, que llevará el número 1420.

En el invierno de 1888 se trasladó al Paraguay, donde permaneció hasta su muerte el 11 de septiembre de ese año.

FRASES DE DOMINGO FAUSTINO SARMIENTO

-«Si no existieran dificultades, no habría éxitos».

-«Hombre, pueblo, Nación, Estado, todo: todo está en los humildes bancos de la escuela».

-«Todos los problemas son problemas de educación».

-«Escribo como medio y arma de combate, que combatir es realizar el pensamiento».

-«Los discípulos son la mejor biografía del maestro».

-«Es la educación primaria la que civiliza y desenvuelve la moral de los pueblos. Son las escuelas la base de la civilización».

-«Fui nombrado presidente de la República y no de mis amigos».

-«No está prohibido que un hermano del presidente sea ministro, pero la decencia lo impide».

-«Es la práctica de todos los tiranos apoyarse en un sentimiento natural, pero irreflexivo de los pueblos para dominarlos».

-«Puede juzgarse el grado de civilización de un pueblo por la posición social de la mujer».

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